Historia
Si se consideran las formas actuales podemos convenir que la raza es bastante reciente, porque la cría del bóxer como tal se remonta a finales del siglo XIX aproximadamente, mientras que su aparición, en su primera forma, se contabiliza cincuenta años antes, época en la que un grupo de cinófilos bávaros trató de obtener de un antiguo molosoide robusto, tosco y digamos que falto de gracia, llamado bullenbeisser, cruzado con bulldog inglés, un tipo nuevo que respondiese a determinador requisitos.
La empresa no debió de resultar demasiado fácil si aquellos criadores se habían planteado como gran objetivo la obtención de una nueva raza que combinase coraje, equilibrio, potencia e inteligencia, además de estética. Los primeros bóxer eran muy distintos a los actuales, bastante feos si se quiere; pero la selección supo operar tan bien en profundidad que, con el paso de los años, se obtuvo un perro de defensa que a la potencia, el coraje, la inteligencia y el apego al amo une una considerable belleza. Si a todo ello añadimos un carácter alegre y un extraordinario equilibrio psíquico, tenderemos un animal verdaderamente excepcional, como es en efecto el bóxer. Por algo ha sabido granjearse las simpatías de todo el mundo.
Pero, ante todo, tratemos de conocer a aquel bullenbeisser que dio origen al bóxer. ¿De dónde venía?
Debería excluirse una forma autóctona o del norte de Europa en general ( al menos por lo que se refiere a la tipología de los mastines), aunque el naturalista Hilzheimer- al que se oponen muchos otros- considere que su patria estaba situada al norte de los Alpes.
Desde este lugar de origen el grupo se habría propagado bajo diversas formas hacia el Sur y luego a toda Europa, hasta el Mediterráneo. Studer y Strebel defienden la descendencia europea de los mastines.
Dibujo histórico del pequeño Brabanzón o Bullenbeisser.
Muy probable es la hipótesis según la cual el bullenbeisser descendería de los mastines que habrían llegado a Alemania a través de Inglaterra, llevados allí por los fenicios, los cuales ya unos milenios antes de Cristo, surcaban todos los mares entonces conocidos para llevar a cabo su actividad comercial. Estos alcanzaron las costas mediterráneas y a continuación Galia y Britania, llegando hasta el mar del Norte. En estos viajes habrían llevado consigo como artículo de comercio raro y valioso- grandes mastines, procedentes de Asiria e India, a su vez descendientes del mastín del Tíbet, cuya forma salvaje es la de un gran lobo indio. Es bien sabido que los fenicios mantuvieron relaciones comerciales incluso con los grandes reinos asirios. Junto al mercado de los esclavos se desarrollaba en aquellos tiempos el mercado de los animales. De esta forma el material de formación de varias grandes razas caninas europeas actuales llegó a Europa occidental. El doctor Keller aprueba la teoría que acabamos de exponer, que además es la del doctor Tschudy de Basilea, en una carta enviada a este último:
<< por lo que se refiere a la cuestión de los mastines, mi hipótesis de que los fenicios hubiesen comerciado con este tipo de perros en Francia y Gran Bretaña tiene muchas probabilidades. Que luego desde Inglaterra la sangre de los mastines se difundiera a Alemania septentrional para constituir allí el Canis familiaris decumanus, me parece una concepción correcta… >>.
Esta forma fósil, el Canis familiaris decumanus, representaría el antepasado del bullenbeisser aunque no sea directamente, sino a través de esos perros medievales Alemanes llamados Saupacker (atrapa cerdos) o perros de presa para osos y toros.
Ciertas antiguas leyes germánicas hacen referencia a grandes perros llamados Canis ursoritus (de osos), Canis porcatoris (de jabalí) y perros que vaccam et taurum prendit (perros de toro o bullenbeisser) difundido en muchas zonas de Alemania. Pinturas y esculturas representan determinados tipos de perros de la edad media. Así, en una tumba Liebesfrau Kirche de Arnstadt existe las culturas de un perro, un molosoide, que se puede considerar el antepasado del bóxer, echados a los pies de Isabel de Hohenstein, esposa del conde Günter XXV de Schwarzturg, falleció en 1398.
En aquella época los escultores de las lápidas acostumbraban a simbolizar la fidelidad con figuras de uno o varios perros a los pies de monumentos de mujeres casadas del alto linaje. Algunas esculturas de perros conocidos como bullenbeisser, considerados justamente ejemplos de los antepasados del tipo actual, parecen haber sido realizados hacia el año 1600.
Los bullenbeisser se presentaban en formas grandes y pequeñas. Eran perros pendencieros y agresivos, muy empleados en Alemania y Holanda para la caza del jabalí y el ciervo, y se dice que incluso del oso; más tarde fueron empleados para la guardia de las ovejas y, sobretodo, las vacas.
Jauría de perros atacando a un toro.
El bóxer descendería de un tipo de formas más pequeñas llamado << perro de toro de brabante>>, preferido desde la Edad Media por su mayor movilidad y rapidez.
En el periódico chasse et pêche (1921), Gaston de Wael afirma que sobre todo en Brabante se conocía desde mucho tiempo atrás una variedad de bullenbeisser llamada precisamente Brabantsche bullen – Bijters, capaz de luchar contra toros feroces y que se difundió ampliamente entre los pastores de bueyes. En el mismo artículo se cita a un tal M. John Ebriendiger, que vivió hacia finales del siglo XVI, y dejó varios retratos que representan al Brabantsche bullen – Bijters con semblanzas bastante cercanas al actual bóxer. Por ellos, no resulta temerario afirmar – según
De Wael- que el país de origen del boxes es brabante y que, aun admitiendo la descendencia de los bóxer alemanes, los antepasados del perro actual habrían sido sobre todo brabantinos (brabançons) criados desde tiempos muy remotos de una forma especial.
Teniendo en cuenta los orígenes, las dimensiones y muchas otras cosas – aun siendo análoga la tipología molosoide común a los boxear y a los pequeños brabantinos- nos tomaremos la libertad de prescindir de esta última teoría, puesto que en la formación de las razas caninas hemos asistido a emparejamientos extrañísimos que, apresar de ello, han dado unos resultados brillantes.
En cambio, debe considerarse con particular atención el perro de toro de Brabante, del que ya hemos hablado. Ciertos tapices flamencos de los siglos XVI y XVII representan a perros bastante parecidos al bóxer en el momento de dar caza al ciervo y al jabalí.
Los inicios del bóxer como perro de exposición tuvieron lugar en la ciudad bávara de Munich. Rowland Johns escribe en su manual Our Friend the Boxer: << Desde Inglaterra, la gran moda de criar perros se había extendido al continente y los astutos bávaros pensaron que obtendrían un gran éxito con su perro si lograban mejorarlo mediente un cruce. Lo sabían todo sobre el bulldog inglés, incluso que había sido liberado en 1835 en Gran Bretaña de la tarea de combatir contra osos y toros, y decidieron introducir algunas de sus características, dado que entonces el bulldog era muy parecido al moderno bull- terrier inglés, pero mucho más pesado.>>
Los inicios del bóxer como perro de exposición tuvieron lugar en la ciudad bávara de Munich. Rowland Johns escribe en su manual Our Friend the Boxer: << Desde Inglaterra, la gran moda de criar perros se había extendido al continente y los astutos bávaros pensaron que obtendrían un gran éxito con su perro si lograban mejorarlo mediente un cruce. Lo sabían todo sobre el bulldog inglés, incluso que había sido liberado en 1835 en Gran Bretaña de la tarea de combatir contra osos y toros, y decidieron introducir algunas de sus características, dado que entonces el bulldog era muy parecido al moderno bull- terrier inglés, pero mucho más pesado.>>
Sin embargo, es posible que desde 1870 se realizaran cruces de este tipo con la intención, no del todo negativa, de mejorar su aspecto, sobre todo para conseguir una cabeza cuadrada y un cuerpo más ágil. Pero la primera prueba concreta de un progreso efectivo se logró en 1890 (según Von Otto), cuando un bóxer de Münich fue cruzado con un bulldog a rayas blancas. El fallecido Philip Stockmann confirmó que de aquel cruce derivaron ejemplares de barbilla muy desarrollada, de oreja alta y de osamenta más fuerte. A continuación siguió el acoplamiento entre perros no consanguíneos para eliminar el exceso de color blanco y obtener los colores deseados, es decir, atigrado y canela, para tratar de reducir la pesadez y obtener la silueta ágil.
Obsérvese que el bullenbeisser de tipo Brabante era un perro de color canela o atigrado, aunque de aspecto poco elegante, de construcción sumamente robusta y maciza, con cabeza grande y dentadura muy fuerte.
Estos cruces entre el bullenbeisser y el bulldog dieron lugar a muchas polémicas sobre el origen real del bóxer. Vale la pena, a este respecto, reproducir un excelente texto aparecido en el número 3 ( julio de 1976) de una bella revista de cinofilia, Quattro zampe ( cuatro patas) , donde se tratan asuntos del Club del Bóxer,. El artículo no está firmado, pero se puede adivinar claramente el estilo brillante de la pluma de Matio Petricone.
<< Alemanes e ingleses han discutido a lo largo y tendido sobre el origen del bóxer. Los primeros, con los documentos en la mano, no albergaban duda alguna al situar su nacimiento en Alemania, planeado después de memorables veladas en alguna cervecería bávara y realizado a través del acoplamiento de un viejo tipo de mastín alemán, el bullenbeisser, con el bulldog. Los segundos, aunque dan crédito a los documentos mostrados con tanto orgullo por sus colegas cinófilos alemanes, responden que el nacimiento del bóxer en Baviera no significa que se trate de una raza alemana. Que el bulldog es completamente inglés, nadie podrá discutirlo nunca – dicen- al igual que nadie podrá olvidar nunca que siempre han sido ellos, los ingleses, los principales exportadores de perros a todo el mundo. ¿Y de qué otro, sino de un perro inglés, habría nacido el bullenbeisser alemán? Sus antepasados son precisamente aquellos perros pugnaces que Julio César halló en Bretaña y trajo consigo a Europa (obviamente eran los descendientes de los mastines llevamos a Britania por los fenicios). En efecto, concluyen muy flemáticamente, estos perros medios con el hocico respingón, recogidos, de pelo raso y todo músculo se han llamado a la inglesa bóxer, es decir, luchadores, el equivalente de los pugnaces de Julio César. >>
Philip Stockmann, que fue el principal de los criadores alemanes de bóxer, repondía que tanto daba, para no alimentar discusiones y pretensiones que consideraba absurdas, llamar a estos perros con el nombre germánico: kampfer por ejemplo (luchador), que suena tan mal como bóxer.
Sin embargo, si la polémica no se agota fácilmente y se extiende cada vez más siempre que el bóxer conoce el mundo uno de los momentos de fortuna de que está sembrada su breve pero fascinante historia, una cosa es cierta: estamos ante una raza creada para luchar y para morder. Por ellos, el hombre que vive con un bóxer encuentra a su lado a un atleta en el sentido helénico del vocablo.
Por ellos, resulta lógico que de esta raza nacida de cruces entre perros que tenían la función de mordedores (lo cual es muy distinto del perro que muerde cuando no debe) se pretenda un temperamento tal que haga de cada bóxer un defensor enérgico y sumamente equilibrado…
Citando de nuevo a Rowland Johns:
<< En 1894 el producto mejorado halló defensores convencidos en Robert, Konig y Hopper, cuyos esfuerzos para popularizar esta raza no lograron un éxito inmediato, puesto que en la exposición de perros san Bernardo celebrada en Múnich en 1895 se produjo una sola inscripción en la categoría: un perro llamado Flocki, hijo de Tom y de Alt Scheckin. Fue un principio modesto, pero muy pronto la raza conquistó, precisamente gracias a Flocki , el favor de los expertos, de forma que en 1896 se fundó el primer club del boxer.>>
Tres meses después se celebró una exposición reservada a los bóxer, con Konig en el papel de juez y se observó la necesidad de eliminar todas aquellas características del bulldog que podían restar valor al cuadro ideal, bien claro en la mente de aquellos pioneros.
<< El primer registro genealógico para los boxer fue fundado en 1904 y comenzó a publicarse un periódico: el Boxer Biatter>>.
Durante la Gran Guerra no sólo se emplearon los pastores alemanes para llevar a cabo misiones auxiliares, sino que también muchos boxer cumplieron con su deber, derramando su sangre, al igual que otras razas, como los airedales, los dobermann y los schnauzer.
En Estados Unidos el boxer apareció unos diez años antes de la guerra; el primero ejemplar inscrito en el registro genealógico del American Kennel Club fue Armulf Graudenz. Poco a poco la cría americana se desarrolló de forma considerable, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. Su popularidad se encuentra en continuo ascenso en Inglaterra y en otros países del mundo, especialmente en Ámerica Latina. Pero volvamos al continente. La verdadera madre del bóxer fue Meta von der Passage, la cual dio una numerosa progenie de gran homogeneidad y fue la madre de Hugo von Pfalzgau. Este semental desempeñó, a su vez, un papel esencial en el desarrollo de la raza, dando lugar al campeón Rolf von Voglsberg, el cual generó a su vez el famoso campeón Rolf Walhall. Este último semental, que había heredado las altas ciudades de sus antepasados, dio a la cría un impulso que la raza tuvo tras la guerra de 1914- 1918.
Es un hecho concreto que la cuidadosa selección, basada en el método y la perseverancia, ha llevado en las últimas décadas a resultados espléndidos, regalándonos uno de los más bellos perros de defensa y compañía. La armonía de sus formas se une a las dotes de inteligencia y de carácter que hacen de él un perro verdaderamente ideal hasta el punto de que actualmente ocupa uno de los primeros puestos entre las razas más difundidas en el mundo. También se utiliza, en varios países, como excelente perro policía y como lazarillo para los ciegos..
[ Ref: La enciclopedia del Boxer- Guido Da Tortona con la colaboración de Marina Salmoiraghi- Editorial de Vencchi 2005; 11-14.]
Si se consideran las formas actuales podemos convenir que la raza es bastante reciente, porque la cría del bóxer como tal se remonta a finales del siglo XIX aproximadamente, mientras que su aparición, en su primera forma, se contabiliza cincuenta años antes, época en la que un grupo de cinófilos bávaros trató de obtener de un antiguo molosoide robusto, tosco y digamos que falto de gracia, llamado bullenbeisser, cruzado con bulldog inglés, un tipo nuevo que respondiese a determinador requisitos.
La empresa no debió de resultar demasiado fácil si aquellos criadores se habían planteado como gran objetivo la obtención de una nueva raza que combinase coraje, equilibrio, potencia e inteligencia, además de estética. Los primeros bóxer eran muy distintos a los actuales, bastante feos si se quiere; pero la selección supo operar tan bien en profundidad que, con el paso de los años, se obtuvo un perro de defensa que a la potencia, el coraje, la inteligencia y el apego al amo une una considerable belleza. Si a todo ello añadimos un carácter alegre y un extraordinario equilibrio psíquico, tenderemos un animal verdaderamente excepcional, como es en efecto el bóxer. Por algo ha sabido granjearse las simpatías de todo el mundo.
Pero, ante todo, tratemos de conocer a aquel bullenbeisser que dio origen al bóxer. ¿De dónde venía?
Debería excluirse una forma autóctona o del norte de Europa en general ( al menos por lo que se refiere a la tipología de los mastines), aunque el naturalista Hilzheimer- al que se oponen muchos otros- considere que su patria estaba situada al norte de los Alpes.
Desde este lugar de origen el grupo se habría propagado bajo diversas formas hacia el Sur y luego a toda Europa, hasta el Mediterráneo. Studer y Strebel defienden la descendencia europea de los mastines.
Dibujo histórico del pequeño Brabanzón o Bullenbeisser.
Muy probable es la hipótesis según la cual el bullenbeisser descendería de los mastines que habrían llegado a Alemania a través de Inglaterra, llevados allí por los fenicios, los cuales ya unos milenios antes de Cristo, surcaban todos los mares entonces conocidos para llevar a cabo su actividad comercial. Estos alcanzaron las costas mediterráneas y a continuación Galia y Britania, llegando hasta el mar del Norte. En estos viajes habrían llevado consigo como artículo de comercio raro y valioso- grandes mastines, procedentes de Asiria e India, a su vez descendientes del mastín del Tíbet, cuya forma salvaje es la de un gran lobo indio. Es bien sabido que los fenicios mantuvieron relaciones comerciales incluso con los grandes reinos asirios. Junto al mercado de los esclavos se desarrollaba en aquellos tiempos el mercado de los animales. De esta forma el material de formación de varias grandes razas caninas europeas actuales llegó a Europa occidental. El doctor Keller aprueba la teoría que acabamos de exponer, que además es la del doctor Tschudy de Basilea, en una carta enviada a este último:
<< por lo que se refiere a la cuestión de los mastines, mi hipótesis de que los fenicios hubiesen comerciado con este tipo de perros en Francia y Gran Bretaña tiene muchas probabilidades. Que luego desde Inglaterra la sangre de los mastines se difundiera a Alemania septentrional para constituir allí el Canis familiaris decumanus, me parece una concepción correcta… >>.
Esta forma fósil, el Canis familiaris decumanus, representaría el antepasado del bullenbeisser aunque no sea directamente, sino a través de esos perros medievales Alemanes llamados Saupacker (atrapa cerdos) o perros de presa para osos y toros.
Ciertas antiguas leyes germánicas hacen referencia a grandes perros llamados Canis ursoritus (de osos), Canis porcatoris (de jabalí) y perros que vaccam et taurum prendit (perros de toro o bullenbeisser) difundido en muchas zonas de Alemania. Pinturas y esculturas representan determinados tipos de perros de la edad media. Así, en una tumba Liebesfrau Kirche de Arnstadt existe las culturas de un perro, un molosoide, que se puede considerar el antepasado del bóxer, echados a los pies de Isabel de Hohenstein, esposa del conde Günter XXV de Schwarzturg, falleció en 1398.
En aquella época los escultores de las lápidas acostumbraban a simbolizar la fidelidad con figuras de uno o varios perros a los pies de monumentos de mujeres casadas del alto linaje. Algunas esculturas de perros conocidos como bullenbeisser, considerados justamente ejemplos de los antepasados del tipo actual, parecen haber sido realizados hacia el año 1600.
Los bullenbeisser se presentaban en formas grandes y pequeñas. Eran perros pendencieros y agresivos, muy empleados en Alemania y Holanda para la caza del jabalí y el ciervo, y se dice que incluso del oso; más tarde fueron empleados para la guardia de las ovejas y, sobretodo, las vacas.
Jauría de perros atacando a un toro.
El bóxer descendería de un tipo de formas más pequeñas llamado << perro de toro de brabante>>, preferido desde la Edad Media por su mayor movilidad y rapidez.
En el periódico chasse et pêche (1921), Gaston de Wael afirma que sobre todo en Brabante se conocía desde mucho tiempo atrás una variedad de bullenbeisser llamada precisamente Brabantsche bullen – Bijters, capaz de luchar contra toros feroces y que se difundió ampliamente entre los pastores de bueyes. En el mismo artículo se cita a un tal M. John Ebriendiger, que vivió hacia finales del siglo XVI, y dejó varios retratos que representan al Brabantsche bullen – Bijters con semblanzas bastante cercanas al actual bóxer. Por ellos, no resulta temerario afirmar – según
De Wael- que el país de origen del boxes es brabante y que, aun admitiendo la descendencia de los bóxer alemanes, los antepasados del perro actual habrían sido sobre todo brabantinos (brabançons) criados desde tiempos muy remotos de una forma especial.
Teniendo en cuenta los orígenes, las dimensiones y muchas otras cosas – aun siendo análoga la tipología molosoide común a los boxear y a los pequeños brabantinos- nos tomaremos la libertad de prescindir de esta última teoría, puesto que en la formación de las razas caninas hemos asistido a emparejamientos extrañísimos que, apresar de ello, han dado unos resultados brillantes.
En cambio, debe considerarse con particular atención el perro de toro de Brabante, del que ya hemos hablado. Ciertos tapices flamencos de los siglos XVI y XVII representan a perros bastante parecidos al bóxer en el momento de dar caza al ciervo y al jabalí.
Los inicios del bóxer como perro de exposición tuvieron lugar en la ciudad bávara de Munich. Rowland Johns escribe en su manual Our Friend the Boxer: << Desde Inglaterra, la gran moda de criar perros se había extendido al continente y los astutos bávaros pensaron que obtendrían un gran éxito con su perro si lograban mejorarlo mediente un cruce. Lo sabían todo sobre el bulldog inglés, incluso que había sido liberado en 1835 en Gran Bretaña de la tarea de combatir contra osos y toros, y decidieron introducir algunas de sus características, dado que entonces el bulldog era muy parecido al moderno bull- terrier inglés, pero mucho más pesado.>>
Los inicios del bóxer como perro de exposición tuvieron lugar en la ciudad bávara de Munich. Rowland Johns escribe en su manual Our Friend the Boxer: << Desde Inglaterra, la gran moda de criar perros se había extendido al continente y los astutos bávaros pensaron que obtendrían un gran éxito con su perro si lograban mejorarlo mediente un cruce. Lo sabían todo sobre el bulldog inglés, incluso que había sido liberado en 1835 en Gran Bretaña de la tarea de combatir contra osos y toros, y decidieron introducir algunas de sus características, dado que entonces el bulldog era muy parecido al moderno bull- terrier inglés, pero mucho más pesado.>>
Sin embargo, es posible que desde 1870 se realizaran cruces de este tipo con la intención, no del todo negativa, de mejorar su aspecto, sobre todo para conseguir una cabeza cuadrada y un cuerpo más ágil. Pero la primera prueba concreta de un progreso efectivo se logró en 1890 (según Von Otto), cuando un bóxer de Münich fue cruzado con un bulldog a rayas blancas. El fallecido Philip Stockmann confirmó que de aquel cruce derivaron ejemplares de barbilla muy desarrollada, de oreja alta y de osamenta más fuerte. A continuación siguió el acoplamiento entre perros no consanguíneos para eliminar el exceso de color blanco y obtener los colores deseados, es decir, atigrado y canela, para tratar de reducir la pesadez y obtener la silueta ágil.
Obsérvese que el bullenbeisser de tipo Brabante era un perro de color canela o atigrado, aunque de aspecto poco elegante, de construcción sumamente robusta y maciza, con cabeza grande y dentadura muy fuerte.
Estos cruces entre el bullenbeisser y el bulldog dieron lugar a muchas polémicas sobre el origen real del bóxer. Vale la pena, a este respecto, reproducir un excelente texto aparecido en el número 3 ( julio de 1976) de una bella revista de cinofilia, Quattro zampe ( cuatro patas) , donde se tratan asuntos del Club del Bóxer,. El artículo no está firmado, pero se puede adivinar claramente el estilo brillante de la pluma de Matio Petricone.
<< Alemanes e ingleses han discutido a lo largo y tendido sobre el origen del bóxer. Los primeros, con los documentos en la mano, no albergaban duda alguna al situar su nacimiento en Alemania, planeado después de memorables veladas en alguna cervecería bávara y realizado a través del acoplamiento de un viejo tipo de mastín alemán, el bullenbeisser, con el bulldog. Los segundos, aunque dan crédito a los documentos mostrados con tanto orgullo por sus colegas cinófilos alemanes, responden que el nacimiento del bóxer en Baviera no significa que se trate de una raza alemana. Que el bulldog es completamente inglés, nadie podrá discutirlo nunca – dicen- al igual que nadie podrá olvidar nunca que siempre han sido ellos, los ingleses, los principales exportadores de perros a todo el mundo. ¿Y de qué otro, sino de un perro inglés, habría nacido el bullenbeisser alemán? Sus antepasados son precisamente aquellos perros pugnaces que Julio César halló en Bretaña y trajo consigo a Europa (obviamente eran los descendientes de los mastines llevamos a Britania por los fenicios). En efecto, concluyen muy flemáticamente, estos perros medios con el hocico respingón, recogidos, de pelo raso y todo músculo se han llamado a la inglesa bóxer, es decir, luchadores, el equivalente de los pugnaces de Julio César. >>
Philip Stockmann, que fue el principal de los criadores alemanes de bóxer, repondía que tanto daba, para no alimentar discusiones y pretensiones que consideraba absurdas, llamar a estos perros con el nombre germánico: kampfer por ejemplo (luchador), que suena tan mal como bóxer.
Sin embargo, si la polémica no se agota fácilmente y se extiende cada vez más siempre que el bóxer conoce el mundo uno de los momentos de fortuna de que está sembrada su breve pero fascinante historia, una cosa es cierta: estamos ante una raza creada para luchar y para morder. Por ellos, el hombre que vive con un bóxer encuentra a su lado a un atleta en el sentido helénico del vocablo.
Por ellos, resulta lógico que de esta raza nacida de cruces entre perros que tenían la función de mordedores (lo cual es muy distinto del perro que muerde cuando no debe) se pretenda un temperamento tal que haga de cada bóxer un defensor enérgico y sumamente equilibrado…
Citando de nuevo a Rowland Johns:
<< En 1894 el producto mejorado halló defensores convencidos en Robert, Konig y Hopper, cuyos esfuerzos para popularizar esta raza no lograron un éxito inmediato, puesto que en la exposición de perros san Bernardo celebrada en Múnich en 1895 se produjo una sola inscripción en la categoría: un perro llamado Flocki, hijo de Tom y de Alt Scheckin. Fue un principio modesto, pero muy pronto la raza conquistó, precisamente gracias a Flocki , el favor de los expertos, de forma que en 1896 se fundó el primer club del boxer.>>
Tres meses después se celebró una exposición reservada a los bóxer, con Konig en el papel de juez y se observó la necesidad de eliminar todas aquellas características del bulldog que podían restar valor al cuadro ideal, bien claro en la mente de aquellos pioneros.
<< El primer registro genealógico para los boxer fue fundado en 1904 y comenzó a publicarse un periódico: el Boxer Biatter>>.
Durante la Gran Guerra no sólo se emplearon los pastores alemanes para llevar a cabo misiones auxiliares, sino que también muchos boxer cumplieron con su deber, derramando su sangre, al igual que otras razas, como los airedales, los dobermann y los schnauzer.
En Estados Unidos el boxer apareció unos diez años antes de la guerra; el primero ejemplar inscrito en el registro genealógico del American Kennel Club fue Armulf Graudenz. Poco a poco la cría americana se desarrolló de forma considerable, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. Su popularidad se encuentra en continuo ascenso en Inglaterra y en otros países del mundo, especialmente en Ámerica Latina. Pero volvamos al continente. La verdadera madre del bóxer fue Meta von der Passage, la cual dio una numerosa progenie de gran homogeneidad y fue la madre de Hugo von Pfalzgau. Este semental desempeñó, a su vez, un papel esencial en el desarrollo de la raza, dando lugar al campeón Rolf von Voglsberg, el cual generó a su vez el famoso campeón Rolf Walhall. Este último semental, que había heredado las altas ciudades de sus antepasados, dio a la cría un impulso que la raza tuvo tras la guerra de 1914- 1918.
Es un hecho concreto que la cuidadosa selección, basada en el método y la perseverancia, ha llevado en las últimas décadas a resultados espléndidos, regalándonos uno de los más bellos perros de defensa y compañía. La armonía de sus formas se une a las dotes de inteligencia y de carácter que hacen de él un perro verdaderamente ideal hasta el punto de que actualmente ocupa uno de los primeros puestos entre las razas más difundidas en el mundo. También se utiliza, en varios países, como excelente perro policía y como lazarillo para los ciegos..
[ Ref: La enciclopedia del Boxer- Guido Da Tortona con la colaboración de Marina Salmoiraghi- Editorial de Vencchi 2005; 11-14.]